El reino de los mil escalones
Texto:
Manuel Ferrero
Ilustraciones:
Laura Bécares
Actividades:
J. Martín Betanzos
Estamos seguros de que habéis leído muchísimos cuentos. También estamos seguros de que muchos de ellos comenzaban así: "Érase una vez”. Pues bien, este cuento empieza de otra manera: “Déjame probar de una vez”. Si lo habéis leído o lo estáis leyendo comprenderéis por qué.
También os habréis dado cuenta de que Agustina, la protagonista, no es una protagonista cualquiera. Así que todo en el cuento es muy especial y estas actividades también lo serán.
Antes de nacer, las crónicas anunciaban, los brujos aseguraban y las magas tenían por hecho cierto que nacería un niño que sería un gran caballero. Su cuna sería humilde.
¡Ya sé, ya sé! Diréis que es el tópico, pensaréis que la profecía seguiría así: "Matará a un dragón camorrista, terror de las aldeas y se casará con una princesa panoli que lo único que quería en la vida era apañar a un príncipe azul mojigato".
Os basta saber que la predicción aseguraba que tendría el don de la comunicación y que, eso sí que acertasteis, mataría a un monstruo. ¿Qué monstruo? Tiempo al tiempo. En lo que se equivocaron fue en que sería chico.
"Os basta saber que la predicción aseguraba que tendría el don de la comunicación . . ."
Comunicar es más que hablar. Las personas que no hablan o a las no se les entienden bien pueden comunicarse, hay muchas formas de hacerlo y lo importante es tener algo que decir. No lo olvidéis. Hay que ponerse en su lugar y ser paciente.
Una mezcla de terror y esperanza recorrió la villa. En casa del ovejero había de nacer el libertador. ¿El libertador de qué? ¡De que va a ser! Del monstruo. Un malvado gigante que tenía sometido a todo el reino. A su gusto asolaba casas, zampaba niños, rompía catedrales o hacía sus necesidades encima del castillo real. Con un solo estornudo arrasó la capital. Eran temidas sus ventosidades por su fuerza huracanada y por su atroz olor capaz de enfermar a cualquiera.
Los que habían osado enfrentarse a él habían muerto de un manotazo, pisotón o golpe de dedo
Afortunadamente, al gigante le aburría la gente y desde hacía unos años sus actos bárbaros habían descendido. Ahora en vez de matar a la gente, la chantajeaba. A los panaderos les pedía hogazas de tres toneladas, al carnicero chorizos de 500 kilos y al pobre campesino, toda la lana para que el sastre tejiera su ropa gigante. Si alguien desoía sus deseos, montaba en cólera y arrasaba todo.
La villa de Bordillo de la Ribera, pueblo donde sucede la historia, se sintió feliz y el viejo Reino de los Mil Escalones al que pertenecía hizo sonar las trompetas reales. . . . . nacería un salvador. . . . . se llamaría Agustín.
Todos sabemos lo que es un bordillo, ¿pero cuántas veces hemos reparado en él como un obstáculo para las personas que se desplazan en silla de ruedas? Los bordillos y los escalones son elementos que dificultan la accesibilidad de estas personas. Podemos decir que la accesibilidad es poder pasar o entrar en un sitio sin obstáculos. Supone muy poco trabajo o costo hacer las ciudades accesibles.
Hay personas que aparcan sus coches en los pasos de cebra e impiden el paso a otras que van en silla de ruedas. Esto es muy censurable. Muchos de nosotros podemos pasear por donde nos apetezca, pero hay personas que sólo pueden hacerlo por los lugares que son accesibles. ¡CONTRIBUYAMOS A QUE ESTO SEA POSIBLE!
Repara en el porqué en el cuento que estamos leyendo el pueblo se llama Bordillo y el reino El Reino de los Mil Escalones.
Cuando sigas leyendo sabrás por qué nuestra protagonista es una heroína y, también, como se sentía entre tantos escalones.
Recuerda lo que te hemos dicho sobre la accesibilidad.
Toda esa euforia era contenida. Cuidaban mucho de que el gigante no se enterara. Silencio sobre el tema cuando venía a recoger las diez mil toneladas de leña para su chimenea gigante. Silencio si se le veía parecer detrás de las montañas rascándose el trasero y silencio si preguntaba:
"¿Qué demonios os pasa?"
Pero las cosas en este cuento no son lo que parecen. Ya os imagináis la sorpresa cuando en vez de niño, vino niña. Pasado el susto de que fuera chica, la mayoría aún creían que ella haría real la profecía.
Justo al nacer, nuestra aventurera tuvo un percance. Se hizo un lío con el cordón umbilical. Casi no lo cuenta. Esa falta de aire le causó problemas.
A veces hay personas que tienen una opinión previa y poco o nada reflexionada, por lo general desfavorable, acerca de algo que no conoce bien o, ni siquiera conoce. Eso es un PREJUICIO.
¡¡Es algo que debemos rechazar!!
Ni las mujeres son inferiores a los hombres ni las personas con parálisis cerebral valen menos que las demás.
. . . se hizo un lío con el cordón umbilical. . . Esa falta de aire le causó problemas. . . . los padres estaban preocupados, su movilidad era distinta y reaccionaba de manera rara a los estímulos.
Texto: Manuel Ferrero
Ilustraciones: Laura Bécares
Imágenes complementarias:
https://arasaac.org/
Autor de las actividades:
Javier Martín Betanzos