El reino de los mil escalones
Texto:
Manuel Ferrero
Ilustraciones:
Laura Bécares
Actividades:
J. Martín Betanzos
El rey hizo venir a los médicos reales que decían palabras extrañas que dejaban sin aliento a los padres: "anoxia, parálisis cerebral, espástico, atetósico, atáxico". Parecían conjuros de magos. El peregrinaje de Agustina por todos los hospitales fue terrible. Pruebas y más pruebas. Hasta que los papás vieron que la cosa no tenía arreglo.
Es duro depender de otros para realizar las funciones esenciales de la vida.
La dependencia es no poder hacer las cosas por nosotros mismos y tener que valernos de otros. Pero si ponemos los medios adecuados las personas con parálisis cerebral, y otras, pueden valerse por ellas mismas y realizar las actividades de la vida cotidiana. De esta manera, la persona es autónoma y no dependiente. Entre todos deberíamos conseguir que esto fuera realidad en la medida de lo posible.
Debemos evitar: "¡Pobrecita! Ya te lo hago yo."
Todos los días para ir al colegio tenían que llevarla en brazos, por lo que sus padres pidieron al carpintero que le fabricara un carro especial. El ebanista construyó, en lugar de un carro, una silla de madera con ruedas grandes.
Con aquella silla salía a la calle y empujándose con los pies torcidos y las manos temblorosas, recorrió lo que estaba alisado del pueblo.
Texto: Manuel Ferrero
Ilustraciones: Laura Bécares
Imágenes complementarias:
https://arasaac.org/
Autor de las actividades:
Javier Martín Betanzos